Ahora que vivo en una ciudad donde los gansos, cisnes, patos y otras aves palmípedas vagan a sus anchas por los parques, he descubierto que fotografiarlos es un placer. Buscar algo diferente, un primer plano con algunas gotas, el momento en que abren las alas o simplemente cuando disfrutan nadando en el lago, se ha convertido en un reto y una atracción.
Son animales bastante confiados, se acercan a uno, incluso tanto algunas veces, que la cámara no tiene distancia suficiente para enfocar. Muchos de ellos son coquetos y da la impresión que posan como auténticos profesionales, acostumbrados a ser retratados, manteniendo el tipo y sin moverse hasta que ya has disparado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario